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Revalorización energética

Revalorización energética.

70 años de crecimiento continuado desde la Segunda Guerra Mundial, han permitido un desarrollo nunca antes visto en las sociedades europeas. La crisis económica y social sufrida por la ciudadanía la última década y el coste acumulado en ingentes deudas nacionales especialmente en los países periféricos de Europa, está generando un intenso debate respecto a la libre disposición de recursos, actuales y futuros, que puede permitirse una sociedad moderna para no condenar a las generaciones futuras a vivir esclavizadas por las decisiones de sus progenitores.

Al margen de las decisiones colectivas que condicionan el desarrollo de la tecnología y limitan las posibilidades de germinar interesantes proyectos que ayudarían a mitigar los efectos de la dependencia energética de nuestra sociedad, las empresas de ingeniería tenemos un interesante reto a la hora de proveer soluciones y proyectos de calidad que permitan contribuir al desarrollo de nuestra sociedad. Evitando el agotamiento de las actuales fuentes de energía y a la vez utilizando de manera más eficiente la energía disponible.

 

Principales retos

Dentro de los retos a los que nos enfrentamos, al margen de una mayor penetración de las fuentes renovables menos contaminantes que llegarán con el abaratamiento de los materiales y equipos empleados, existen dos aspectos que deben ser abordados por la comunidad científico-técnica; el desarrollo de equipos de producción y consumo capaces de operar con energías limpias y la «reutilización de energía de baja calidad«.

Para esto, debemos entender la energía de baja calidad como aquella que es difícilmente transportable y transformable en energía útil. Por ejemplo, la energía eléctrica es la energía de mayor calidad puesto que puede transportarse grandes distancias y transformarse en cualquier tipo de energía útil para algún equipo, bien sea un reactor químico o un centro de proceso de datos, la energía química permite generar energía eléctrica, baterías o centrales nucleares, y a su vez mover vehículos o aviones, mientras que la energía potencial o la energía térmica deben consumirse allí donde se generan y a menudo en el nivel energético en el que se generan. Por lo tanto, es a estas últimas formas de energía a las que nos referiremos como energía de baja calidad.

Apuesta por el aprovechamiento de la energía

En Clysema venimos trabajando desde hace años en el aprovechamiento o revalorización energética de baja calidad, porque lo que para algún uso puede ser energía a desechar, para otro puede ser energía útil. El ejemplo más claro, es cuando refrigeramos un centro de datos con aire exterior a baja temperatura. Este aire posee una cantidad de energía que para calefactar un edificio de oficinas en invierno sería 0 e incluso negativa, pero si lo que se pretende es refrigerar en un centro de datos, toda la masa de aire exterior al edificio en cuestión, posee una cantidad de energía que tiende a infinito, de ahí que lo llamemos «free cooling».

Del mismo modo, aún cuando la temperatura de ese aire no sea suficiente para refrigerar un centro de datos, se podría diseñar un sistema de climatización que permita «revalorizar» la cantidad de energía existente en esa masa de aire, de forma que con un pequeño aporte de energía adicional, inferior en todo caso a los sistemas de climatización tradicionales, fuera suficiente para refrigerar ese centro de datos.

Cuando viajamos, es habitual ver plantas de proceso con enormes torres de refrigeración expulsando vapor de agua que no es más que miles de kWh tirados a la atmósfera por no saber reutilizar esa energía en otro punto del proceso. Dando por bueno que el nivel energético de la misma, no es suficiente para participar como energía útil. Es por ello, que se desechan esos miles de kWh y se queman unos cuantos m3 de gas natural para generar nuevamente la energía térmica necesaria en los niveles energéticos adecuados.

Clysema soluciones

En Clysema desarrollamos soluciones para recuperar ese calor antes de tirarlo a la atmósfera, y mediante la tecnología existente en la actualidad, revalorizarlo. Elevando su nivel energético hasta poder ser utilizado de nuevo en el proceso fomentando la economía circular dentro de la planta de proceso.

Por lo tanto, para las empresas como Clysema comprometidas con la sostenibilidad energética del desarrollo de nuestra sociedad y con el capital humano necesario para responder a la demanda continuamente cambiante de nuestro entorno, existe una responsabilidad adicional que consiste en emplear ese conocimiento en pro de una sociedad mejor.